«Blancos hijos de puta, españoles hijos de puta»

Primero de todo quiero dejar una cosa clara: con estos testimonios reales recogidos el viernes por la mañana en Lavapiés no justifico ningún tipo de pensamiento o acción racista. Las acciones que aquí se atribuyen a personas son responsabilidad de esas personas y no de su raza o nacionalidad en su conjunto. La foto que encabeza esta información es mía y en ningún caso atribuyo a esas personas la frase del titular.

Los sucesos ocurridos en la noche del jueves en las calles del barrio de Lavapiés en Madrid después de que el senegalés Mame Mbaye falleciera en circunstancias confusas distan mucho de poder calificarse de normales. Algunos vecinos reportan actuaciones muy amenazantes de población de nacionalidad extranjera residente en el barrio, hasta ahora vecinos con los que han convivido sin mayores problemas, así como actuaciones que parecieron ser motivadas por el racismo y el odio hacia los autóctonos, según aseguran.

«Subieron toda mi calle un grupo de 5 o 6 personas, africanos, destrozando todo a su paso y gritando ‘españoles, hijos de puta’ y ‘blancos, hijos de puta’. Lo que pudimos observar en nuestra calle es que parece que muchos aprovecharon los tumultos para tomar las venganzas que tenían pendientes. Por ejemplo, un grupo de árabes que son carteristas y se dedican a robar a los turistas, que habían sido echados de un bar próximo a mi casa en las semanas anteriores precisamente por eso, vinieron a este bar y le rompieron todo el escaparate. Se la tenían jurada y era su momento», asegura un vecino que mantiene el anonimato.

Otra vecina que vive en Lavapiés se acerca a un grupo que comenta los destrozos en la calle: «Quiero denunciar donde sea lo que estamos viviendo. Tengo un niño de seis años y aunque siempre he vivido a gusto en el barrio, en ocasiones alguno de estos africanos me ha insultado y he tenido que bajar la mirada y esperar a que mi hijo no se diera cuenta de lo que estaba pasando», cuenta esta mujer, una conocida modelo que vive en el barrio y cuya identidad protegeremos ya que asegura que se ha visto amenazada por «anarquistas» cuando denunció en redes sociales los hechos ocurridos.

Ni siquiera en Lavapiés, un barrio donde muchos de sus habitantes votan a partidos de izquierda, se ha comprendido esta ola de violencia y destrucción contra sus propios convecinos y con los que vienen conviviendo de forma normal durante años. Los autores de la misma, en muchos casos conocidos del barrio por su actividad de menudeo de drogas.

Los narcopisos, el problema

«Aquí los medios no están diciendo claramente lo que ocurre. Nada que ver con el top manta, el problema son los narcopisos», cuenta otro vecino con muchos años viviendo en el barrio. El problema, asegura, son los narcopisos que hay a lo largo del barrio, espacios en algunas calles como Ave María donde los drogadictos suben para consumir el basuco o la heroína, y poder bajar de nuevo a la calle sin llevar droga encima. Hace escasas dos semanas, aseguran, un grupo de antidisturbios desalojó una de estas viviendas, ya que su dueño había decidido ponerla en alquiler y necesitaba primero disponer de ella.
«Creo que el verdadero problema es que los quieren echar del barrio, quieren construir un hotel, quieren hacer que Lavapiés cambie y ellos son ahora los dueños y señores del barrio, hacen lo que quieren y no quieren perder su posición de privilegio», asegura otro vecino.

Detrás de esto estaría el verdadero movimiento, liderado por algunas personas bien conocidas en el barrio, que es el de mantener Lavapiés como un espacio controlado por las mafias de los pisos de la droga. Muchos de ellos fueron vistos por el barrio montando barricadas con fuego y destrozando todos los vehículos que salían a su paso.

Por supuesto, también los antisistema, en su mayoría jóvenes de muy corta edad venidos de otros lugares de Madrid y de nacionalidad española, hicieron de gasolina de estos acontecimientos deplorables tal y como relataban los vecinos.

El escándalo de la plaza Nelson Mandela

Este viernes estuve andando por Lavapiés para observar el paisaje después de la batalla. En la plaza de Nelson Mandela, un lugar conocido por tener el Baobab, uno de los mejores restaurantes africanos de Madrid, se concentraban decenas de subsaharianos. Los fotografié y estuve entre ellos aproximadamente a las 12 de la mañana. Se palpaba una calma tensa, una tensión respirable en el ambiente. Es la imagen que encabeza este post.

Como ejemplo de lo seguras de sí mismas que se sienten algunas de estas personas, acostumbradas a campar a sus anchas por las calles angostas del barrio, fueron los lamentables hechos ocurridos a la vista de las cámaras, con decenas de africanos lanzando sillas y mesas a la policía antidisturbios. Algunos de los líderes de este grupo que demostró su violencia incluso atendieron a la televisión en directo, donde aseguraron que querían «matar» al cónsul de Senegal.
Su desparpajo y su decisión de atacar a la policía antidisturbios a pleno día y ante decenas de cámaras fue muy llamativo.